lunes, marzo 07, 2005

catedral

En este momento la soledad ha pasado a ser ama y señora de mis pensamientos, la busqué porque pienso que la necesito, creo que todos la necesitamos un tiempo para conocernos, para ordenar nuestras prioridades en la vida, para valorar la compañía, en fin, para todo y para nada.

Caminando sola por mi amado Santiago Centro, esta vez sin el infaltable walkman porque se agotaron las pilas, me propuse encontrar un lugar solitario entre tanta gente por metro cuadrado. Llegué a la Plaza de Armas y ahí estaba la Catedral de Santiago, no es precisamente un lugar solitario, pero es increible la atmósfera que existe, justo en medio del caos. La luz es tenue, las voces casi inexistentes, se respira respeto, casi miedo, ya que las estatuas sentencieras polvorientas parecen mirar a través de uno dejando entrever todos los pecados, faltas, miedos, angustias y demases. Todos se minimalizan al entrar, se nota en las caras (los turistas pueden ser la excepción),la arquitectura sobrepasa, lo espeso del aire aplasta y te vuelve humilde en dos segundos.

No estoy sola, para nada, pero me siento como la única persona en el mundo. Casi nadie se mira a la cara, todos van ensimismados a agradecer o a pedir, todos ahi estan solos.

1 comentario:

Don Noxín dijo...

Dentro del caos que resulta ser esta urbe, hay varios sitios que te entregan en forma gratuita mucha paz espiritual, tranquilidad y esa muy bien descrita sensación de "minimalización". Algunas muy similares a las que tú descubriste, hay algunas que son más excéntricas, pero con el mismo efecto, como pueden ser las azoteas, o algunos miradores (sólo algunos..)