Estando plácidamente en la zona de confort... uno se siente bien. no hay nervios, no hay angustia, no hay ansiedad, se torna la vida rutinaria, conocida, las neuronas se acostumbran a un ritmo, y los días pasan cual plácido domingo.
Llegó la oportunidad de salir, me costó, pero me tiré. Se viene el vértigo, la ansiedad y todo lo demás. Dolores de guata, ojalá adelgace. Pero de mis huidas de la zona de confort he aprendido harto así que creo esta vez no será diferente.
Ahora trabajaré de día... los viernes son in-levantables.
Aún no somos papaes, lo que igual nos preocupa, pero aún no nos bajonea. Para mitigar las ganas creo yo, mi marido adquirió una nueva cachorra. Me tiene bien colmada la paciencia, es una máquina productora de caca.
A qué hay que aferrarse en la vida? la gente se va, los trabajos se pierden, las casas se caen. A nada! pero no se puede ser una hojita llevada por el viento! Creo que hay que involucrarse en todos los momentos y las cosas vividas sin expectativas en que sean para siempre, aunque uno quiera que así sea. Como yo estaré conmigo sin excepciones, me dedicaré especial atención.
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