Ya me olvidaba de escribir y escuchar música... y es como olvidar ser yo...
Un espacio es lo que necesito, una pieza blanca para ponerle colores, cerrada para no escuchar nada que no sean canciones, con una cama porque la posición horizontal es la que más me acomoda, con libros que hagan volar el tiempo, con hojas blancas y lápices grafito para dibujar caras, ojos sueltos, intentos de siluetas y de personas en movimiento. Una guitarra, internet, un espejo y unas pinzas... y fin.
Me cuesta pensar en dos, tiendo a asegurarme, tiendo a pensar en cataclismos en donde voy a tener que sobrevivir sola, tiendo a prepararme para cuando todo termine, construyo planes individuales, hablo de lo mío, no de lo nuestro. Desconfío de lo que no veo, dejo atrás mis errores... no los soluciono.
A veces sueño con nuevos comienzos, con borrones y cuentas nuevas, con un viaje largo hacia un lugar nuevo. Pero me gusta la idea del trayecto hacia el lugar, no me imagino llegando. Creo que fue la razón por la que me vine a Calama.
Siendo uno así como es... cuesta crear lazos, una vez hechos cuesta mantenerlos, cuesta alimentarlos, renuncio rápido a trabas en las relaciones de todo tipo: si me cuestionan, si me reprochan, si te parece mal, si no soy yo (eres tu), si no estoy de acuerdo, si me olvido, si me presionan ... suelto el hilo del volantín y que sea lo que Dios quiera.
Era muy tolerante, ya no. Me disgusta la gente auto referente, descalificadora y superficial. Defectos menores, pero me cargan.
Así con todas esa mañas espantosas, uno es uno, y tiene que trabajar todos los días en dejar de ser tan mañosa, y ceder de vez en cuando y en no ceder en otras porque ya se me pierde la identidad.
En planes de casarme...
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